martes, 3 de febrero de 2009

MANOLO Y KAN

Decía Manolo ( mi amigo y tío prestado a la vez), sentado sobre sus tobillos, observando la puesta del Sol, luego de haber transcurrido una jornada común y corriente y sin nada que comentar al finalizar el día, con la única companía de su perro Kan, tan viejo y cansado como él.-
-Mira Kan, como otra vez se va el Sol, rojo de vergüenza, porque no supimos entender una vez más, el porqué de su visita diaria.-
Ah!, ya verás Kan, como un día de éstos, él se cansará y no vendrá más a visitarnos, ojalá que si eso ocurre (si es que ocurre), que sea cuando ya no estemos en ésta tierra.- Porque...¿sabes Kan?, si hay algo que no me gusta es ver el Sol enojado.- ¿Que fué eso Kan, que susurro a mis oídos? ¿Lo oístes tú también?.-
Entremos Kan, que otra vez nos visitó la noche y creo que ésta vez, no nos trae buenas noticias.- Tiene un rumor a casas destrozadas, a calles angostas con piedras sueltas, las piedras de la vida, Kan.-
Entremos...mañana será otro día.-

Jacqueline Cunha

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